La pandemia de la COVID-19 provocó muchos cambios en el funcionamiento del Hospital, para adaptarse a las necesidades asistenciales de la nueva situación. Ahora ha llegado el momento de reiniciar las actividades habituales, a pesar de que hay que tener en cuenta que el Hospital tiene que convivir con una realidad diferente, con las repercusiones para la salud que esto supone. Es fundamental estar preparados para adaptar la actividad del Hospital a la evolución de la pandemia.

El retorno a la actividad obliga, ante todo, a recordar la importancia de mantener unas normas generales: seguir contando con una zona de hospitalización específica por enfermos con la COVID-19 o sospechosos de serlo; disponer de dos circuitos diferenciados (COVID / NO COVID) en el Servicio de Urgencias; y tener espacios diferenciados en la UCI. Así mismo, cabe disponer de capacidad técnica y humana para duplicar las camas de la UCI en cualquier momento de la desescalada.

Durante la pandemia está indicado el uso de máscara quirúrgica para todos los pacientes, visitantes y profesionales mientras estén en el Hospital. Las salas de espera están habilitadas para asegurar que se respeten las distancias de seguridad.

Desde la Gerencia del Hospital se ha hecho una planificación del regreso a la actividad habitual, que implica organizar una serie de medidas concretas para cada área del centro. En el área Quirúrgica y en los gabinetes quirúrgicos, el 4 de mayo se inició un plan de recuperación progresiva de la actividad.

Inicialmente ha estado operativo un quirófano diario para cirugía oncológica compleja y quirófanos para cirugía oncológica no compleja e intervenciones de cirugía sin ingreso preferente. Progresivamente, a medida que la presión asistencial de la UCI disminuya, se irán programando las intervenciones de servicios que tienen pacientes no oncológicos de intervención preferente, hasta llegar a recuperar la actividad habitual.

Respecto a la recuperación progresiva de la actividad normal de la UCI, actualmente hay ocho camas para pacientes con la COVID-19 y cinco camas para otros pacientes. El regreso al funcionamiento habitual vendrá determinado por el número de pacientes con la COVID-19 ingresados en la UCI, con la premisa que se tiene que poder disponer de una o dos camas para pacientes con esta enfermedad.

En el momento de máxima cobertura de la pandemia, el Hospital de Manacor ha tenido cincuenta y una habitaciones destinadas a enfermos con la COVID-19. Ahora se van reduciendo el número de camas para estos pacientes. En cualquier caso, ante un posible rebrote de la pandemia, se puede volver a disponer de camas para este tipo de enfermo de una manera ágil y rápida, como ya se hizo a l comienzo de la crisis sanitaria.

Por otra parte, la recuperación progresiva de una mayor actividad presencial en las consultas externas implica tener en cuenta una serie de premisas, encaminadas a evitar aglomeraciones en las salas de espera. A pesar de que la intención es hacer que muchas de las consultas telefónicas hechas durante la crisis sanitaria vuelvan a ser de tipo presencial, se deberá que aprovechar aquello que se ha aprendido con la aplicación de la telemedicina y continuar en esta línea, que se ha mostrado adecuada y provechosa para los pacientes y profesionales.

Los servicios de Laboratorio y de Radiología han adaptado sus capacidades de funcionamiento a la nueva realidad del día a día reorganizando espacios y circuitos. El regreso progresivo a la actividad representa un reto muy importante, especialmente para un servicio como el de Radiología, que depende mucho la capacidad técnica de los sistemas de diagnóstico y en el cual la interacción con los pacientes es clave.

Finalmente, los servicios no asistenciales como son Administración, Mantenimiento, Limpieza, Recursos Humanos, Sistemas de Información, Contabilidad, Facturación, Contratación, Control de Gestión, Suministras, Admisión y Atención a las personas, entre otros, también han experimentado cambios importantes. Todos han mantenido su actividad de una forma u otra y se han tenido que adaptar a las necesidades.

Algunos, incluso, han mejorado sustancialmente la capacidad de respuesta. Actualmente están retomando la actividad habitual, con las mismas premisas de los servicios asistenciales; es decir, cumpliendo todas las medidas aprobadas por las autoridades.